Docencia Emocional con ECO en el Marco de los ODS
(Objetivos para el Desarrollo Sostenible)

Retos con ECO

Los entornos de aprendizaje, ahora en boga con la implementación de la LOMLOE en la enseñanza preuniversitaria, son espacios reales donde habitual e informalmente siempre se han desarrollado los aprendizajes reales. El modo natural de aprender, alejado de toda instrucción, es intuitivo y autónomo. Luego nos actualizamos intelectual, afectiva y físicamente a través de la experimentación, en primera persona, en directo, in situ, en acción, naturalmente… aprendizaje in situ-acción. En esos momentos, aparece la escuela con sus modelos, sus normas, sus expertos y expertas. Y con ello y en ella comienza una etapa de aprendizaje formal y ‘formalizante’. Nuestras estructuras mentales se van acomodando a un contexto, a un entorno que no siempre es reconocible o admitido de buen grado.

La última forma de aprender ya es por comprensión. Una mente adulta, por tanto, fiel a la identidad del sujeto, al ser que sostiene, procura consciencia y hace del aprendizaje su modus vivendi. Es el aprendizaje a base de vivir, a base de ser. Ser de acuerdo con uno mismo, en acuerdo con otros, entre los demás, con todos. Ese "ser en el mundo" es capaz de liderar -más que empoderarse- su aprendizaje, de discernir y decidir, de identificar intereses propios y alineados con su entorno en su tiempo. Es un compromiso sin contrato con la sociedad soporte. La que configura las condiciones de nuestro crecimiento y a la que en justa reciprocidad podemos devolver en forma de conocimiento. Dicho de otro modo, el entorno nos modela y nosotros remodelamos el entorno.

Este proceso se retroalimenta con la presencia de nuestra esencia, como esa gente que gente denomina agentes de cambio. Cada uno de nosotros/as es agente de cambio en tanto que vivo/a. El cambio es inherente al ser humano, solo falta la voluntad, la fuerza y energía precisa con la que se actúa para expandir sus efectos. A esta expansión la llamamos aprendizaje resonante. Ese que nos pertenece en lo íntimo y que a todos nutre en público; nos pertenece el aprendizaje, no el conocimiento.

Aprendemos haciéndonos eco consciente y deliberadamente aprovechando la intuición, la experimentación, el saber experto -al que nos aproximamos críticamente con determinación- y la comprensión. Y aprendemos en la creación, el contraste y la validación de aquello que proponemos como entidad manifiesta, no ya de lo que es –lo que hay- sino de lo que puede ser –lo que habrá. Aprendemos apreciativamente haciéndonos eco de nuestro entorno, escuchando afectivamente a quienes lo habitan, y aprendemos generando eco mediante su transformación, la que provocamos activamente. Una transformación pública, visible, tangible, y una transformación íntima, propia y quizá intangible. No hay la una sin la otra.

Y he aquí lo que sea ECO, una oportunidad para lograr una vida que merezca la pena su disfrute para bien propio y común; una vida de Ítaca. Una vida plena, no plana, vibrante para un mundo apasionante.

En ese mundo de confianza está NUESTRO RETO… con ECO. ¡En él, somos!

Eduardo Herrero Vázquez